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Candidatos jugaron nuevas cartas en debate presidencial

A una semana del 10 de abril, ante la mayor atención de los electores y medios de comunicación, los aspirantes presidenciales trataron de afirmar sus fortalezas y de conjurar sus principales dificultades para conseguir los votos que cada uno necesita.

Pasadas las 7.10 p.m., comenzó el encuentro en el Centro de Convenciones de Lime, en San Borja. Además del JNE, el evento tuvo el apoyo de IDEA Internacional y el Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES).

Las expectativas se concentraban en los esfuerzos que harían Pedro Pablo Kuczynski, Verónika Mendoza y Alfredo Barnechea para asegurar su pase a la segunda vuelta; en la confrontación entre Alan García y Fernando Olivera; en la participación de Gregorio Santos, sacado de la cárcel para el evento; y en cómo se mostraría cada candidato ante la audiencia para amenguar sus principales cuestionamientos.

El primero que cayó fue Santos, pero por un tropezón cuando saludaba a sus rivales.

Ya en el debate, Alejandro Toledo empezó inseguro y disperso. Sus intervenciones tuvieron que quedar a medias porque le ganaba el tiempo.

A su turno, Kuczynski instó a «no volver a experimientos fallidos cuyos resultados vemos en otro país» en alusión a Mendoza. Sobre él, ofreció un país seguro y moderno.

Ántero Flores-Aráoz mostró su DNI asegurando ser peruano. «No tengo otra nacionalidad», acusó. También exhortó «a no regresar a rutas trasnochadas, al velasquismo o socialismo bolivariano».

Olivera ofreció una nueva justicia, acabar con la corrupción, seguir valores milenarios, aumentar bastante el turismo y realizar muchas obras distintas con honradez.

García arrancó apelando a la unión de los candidatos con miras a Bicentenario. Insistió en eliminar la Ley Servir y los abusos laborales y dijo que «volveríamos a ganarle a Chile en todos los campos».

Mendoza saludó en quechua y prometió un cambio profundo en el modelo económico. Dijo que mientras otros candidatos «creen que esto se resuelve solamente con ajustes y maquillaje», la mayoría de peruanos «afirma que se necesita un nuevo modelo». Lució una curiosa trenza de costado y una blusa fucsia.

Santos empezó casi gritando con emoción. Sostuvo que la sierra y la selva se bañaban de sangre por culpa del modelo. «Cada vez que reclaman corre sangre», proclamó antes de que se le acabe el tiempo.

Barnechea insistió en querer cambiar el modelo porque el crecimiento ha sido desigual. Aprovechó su primera intervención para decir que «a lo largo de (la campaña), quizá he cometido errores y pido humildemente perdón al pueblo del Perú si lo he hecho».

Keiko Fujimori repitió que pondría el Estado al servicio de la gente y dijo que recuperaría «los años perdidos». Afirmó que acabaría con la inseguridad y se dirigió al sector rural al prometer «no más agricultores olvidados» y que «el agua es un derecho». Dijo desear un Perú reconciliado.

Miguel Hilario, de Progresando Perú, saludó en su lengua aborigen, pues es shipibo conibo. «A mí la política no me pagó la educación como a otros», dijo de entrada, anticipando los duelos.
Equipo de apoyo
En las pausas, los candidatos eran aconsejados por sus colaboradores. Con Fujimori, eran constantes su jefe de campaña Pier Figari y su postulante al Congreso Úrsula Letona.


Mendoza recibía a Marisa Glave, candidata al Parlamento por el Frente Amplio, e integrantes de su equipo técnico. Con Barnechea era frecuente su hermano Álvaro. Flores Aráoz recibió en todas las pausas al empresario y ex alcalde Lima Ricardo Belmont, quien ha manifestado su apoyo al ex pepecista.

Hasta Toledo llegaba su asesor de prensa Luis Alberto Chávez y, con menos frecuencia, Eliane Karp. Santos recibía a Andrés Alcántara, candidato a la vicepresidencia en su plancha y al Parlamento, y dirigente de la asociación de fonavistas. En tanto, Fernando Olivera era aconsejado por Carlos Cuaresma, candidato a vicepresidente en su fórmula y ex presidente regional del Cusco elegido por el FIM.
Los duelos
Las confrontaciones de a dos eran especialmente esperadas por el encuentro entre Olivera y García, según resultados del sortero del JNE.

Olivera no desaprovechó la oportunidad. Recordó diversos escándalos de corrupción del primer y segundo gobierno de García. Su performance despertó comentarios en el auditorio y también pullas de un sector ocupado por apristas de donde se escucharon gritos de «¡Payaso!». En ese grupo estaban Wilder Medina, abogado de García y candidato al Congreso de Alianza Popular, y Mauricio Mulder, parlamentario postulante a la reelección en esta alianza.

Los moderadores del debate, los periodistas José María Salcedo y Mávila Huertas, llamaron al orden a ese grupo.

García dijo que no hacía caso a esos insultos y se concentró a lanzar sus ofertas electorales en cada respuesta.

Hilario también embistió a Fujimori, su rival en la dúplica. Dijo que en su hoja de vida no mostraba mucha experiencia y que había sido primera dama del gobierno más corrupto de nuestra historia. Por tanto, preguntó tuteándola por qué tendrían los peruanos que votar por ella.

Fujimori dijo que lamentaba que un candidato nuevo use métodos de políticos tradicionales. Respondió que dirigía un partido que era una importante fuerza en el país.
Hoja de ruta naranja
El último bloque se usó para un mensaje final de cada candidato. Era oportunidad también importante para ellos.

Kuczynski aprovechó para apelar a sus años y su deseo de gobernar el país en vez de optar por un buen retiro.

«Si llego a ser presidente no descansaré un minuto hasta que cada peruano tenga salud, educación y seguridad aunque sea lo único que haga en mi vida. Persistiré hasta mi último minuto hasta que tengas agua en tu casa», dijo.

Mendoza dijo que este 10 de abril podríamos empezar a cambiar el país, rechazó a los «políticos que promueven odios» y enlistó los programas que lanzaría: Pensión Mujer, Agroapoyo, Mi primera chamba. Se despidió en quechua.

Fujimori aprovechó para firmar una declaración en que se comprometía a respetar la democracia, los derechos humanos y que «nunca más un cinco de abril», a manera de la hoja de ruta que firmó Humala en la campaña del 2011.

Barnechea prometió respetar el legado de Fernando Belaunde y de Valentín Paniagua.

Flores Aráoz protestó por las declaraciones de Luis Almagro, representante de la OEA, que habló de elecciones semidemocráticas en el país.

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