En efecto, luego del desembarco en Paracas de la Expedición Libertadora, ocurrido el 8 de Setiembre de 1820, el ejército libertador se trasladó por mar a la Villa de Huaura, a donde llegó el 12 de Octubre, instalándose en las haciendas de Chacaca, Acaray, Vilcahuaura y Quipico.
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El 27 de Noviembre, el General don José de San Martín proclamó la Independencia del Perú en la Plaza de Armas de Huaura, desde el histórico balcón de la casa de don Fermín Francisco de Carbajal y Vargas, que luego pasó a ser sede de su Cuartel General. Lo más importante, esta declaración la hizo ante gente de pueblo: Indígenas, cholos y mulatos, que luego pasaron a formar parte de su ejército libertador.
Con justicia los huaurinos, han acuñado la frase: “Huaura, cuna de la independencia”, y realmente en esa fecha debiéramos celebrar hasta nuestras Fiestas Patrias, porque lo de Lima (el 28 de Julio), fue un acontecimiento cuestionable, en el que prevaleció el pensamiento monarquista de don José de San Martín y no en vano, el Acta de la Independencia está firmada por los Condes: De San Isidro, De las Heras, De la Vega del Ren, De las Lagunas; los Marqueses: De Villafuerte, De la Casa Dávila, De Monte Alegre y muchos otros españolísimos representantes, además de un considerable grupo de sacerdotes y frailes, así como de una gran lista de criollos, que a decir verdad, fueron los que propiciaron el rompimiento con la corona de España.
“Región Independencia” es un término exacto, histórico y justo. ¡Cuánta sangre de nuestros ancestros se derramó en esta gesta!. Ahí están las guerrillas de don Lorenzo Buitrón, la gran heroína Emeteria Ríos de Palomo, los combates de Torreblanca, Pescadores y Caqui, por solo señalar algunos ejemplos del valle de Huaral. En cuanto a las demás provincias, todas contribuyeron generosamente con la sangre de sus hijos a la causa emancipadora.