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Huaralina Isabel Rey: Una mujer que habla con las manos

Isabel Rey habla con la voz, las manos y la cara. Cada palabra la acompaña con un gesto, cada énfasis con una seña, un giro de muñeca, una mímica. Es tan expresiva que no hace falta escucharla para darse una idea de lo que está hablando.
Y tiene sentido. Esta mujer de 47 años, soltera, nacida en Huaral y ex jugadora de básquet, lleva más de dos décadas oficiando de puente entre la comunidad sorda y oyente, convirtiendo oraciones en señas tridimensionales, comunicándose con todas las herramientas posibles; excepto la voz.

Su historia laboral incluye múltiples interpretaciones para organismos públicos y privados, la dirección de una empresa llamada IR Intérprete y la presidencia de la Fundación Pro Derechos, Sordos Perú (Fundesorp) y de la Asociación de Intérpretes y Guías Intérpretes de Lengua de Señas del Perú (Asisep).

Pero su rostro empezó a hacerse conocido fuera de los muros de la sordera hace un año, cuando un canal de televisión la invitó a trabajar en la interpretación de su informativo del mediodía. «No es que la televisión haya cambiado mucho mi vida, pero lo gratificante es que la comunidad sorda te reconoce y te dice que ahora puede entender las noticias», afirma.
Cuando salí de la secundaria no sabía qué iba a ser de mi vida. Venía de una familia disfuncional y me refugié en el deporte, jugaba básquet. Y un día viendo un partido de Universitario de Deportes había una chica que hacía locuras, tonterías, cosas que no entendía. En otra oportunidad la vi moviendo las manos de forma extraña y gritando; pero no modulaba, no decía palabras. ¿Qué le pasa, está loca esta chica?, pensé. Y una compañera me explicó que era una persona sorda. Fue la primera vez, con 18 años, que escuché la palabra ‘sordo’. Ahí cobró sentido lo que ella hacía en la cancha. Y me quedó la duda de saber cómo se comunicaba.


Tiempo después esa amiga me trajo un periódico con un anuncio que invitaba a aprender lengua de señas en la Unión Bíblica del Perú. Entonces decidí estudiar para comunicarme con esta chica.
Al año siguiente, cuando empezó el campeonato y yo estaba lista para comunicarme, ella no apareció. Pero creo que no fue casualidad, creo que fue ese angelito que me decía: «Tienes que ir por este camino». Cuando empecé a estudiar lengua de señas le encontré un sentido a mi vida: hacer algo para que las personas sordas tengan la información que les falta. Ahí empecé a conocer de cerca las necesidades que tenían y comenzó mi pasión por esto.

No tenían acceso a los mismos derechos que yo, como la educación por ejemplo. Podían estudiar primaria especial pero no secundaria porque no había, o ir a talleres de oficios. Pero no podían ser profesores, abogados…, pero la educación está cambiando. Ahora tienen acceso a secundaria según la Ley de inclusión, pero no tienen los apoyos necesarios para cursarla.

El intérprete no puede divulgar la información que recibe mientras interpreta, no puede aprovecharse de eso. Tampoco puede tomar partido por una de las partes. Además… apegarse a la verdad, no puede aumentar ni quitar información. Y tiene que tener un mínimo nivel educativo, tiene que estar empapado de lo que sucede acá y en el mundo.

La comunicación involucra la visión y los movimientos del cuerpo y el rostro. Por eso se dice que la lengua de señas es tridimensional y no lineal, como la hablada. Se grafica de alguna forma la información que se transmite.

Interpretar no es hacer español signado (ponerle una seña a cada palabra), porque los sordos no lo comprenden ya que no es el idioma que dominan.
La educación de los sordos estuvo centrada en hacerlos lo más ‘normales’ posible; de ahí que se les enseñara a oralizar.

Se los obligaba a hablar bajo la consigna de que el mundo es oyente y de que el sordo tiene que acomodarse a él. Pero así no se está respetando su forma de ser. La persona sorda es visual, no auditiva, su aprendizaje es a través de los ojos. Debido a esa educación oralista no han podido desarrollar la parte cognitiva. Muchos han pasado 11 años en escuelas especiales y salieron sin saber leer o escribir.
La mayoría no van a poder leer y comprender esta nota. Una lingüista dice que del 100% de las personas sordas, solo el 30% logra oralizar y llegar a niveles superiores de educación. Pero el otro 70% no lo logra. Así que ese porcentaje no logrará entender toda esta nota.

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