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Día Nacional de la Reflexión sobre los Desastres

Este 31 de mayo recordamos el devastador terremoto que asoló a todo el departamento de Ancash en 1970, a partir del cual la historia de nuestras vidas ya no volvió a ser la misma: Sesenta y siete mil muertos, veinte mil desaparecidos, 180 mil heridos, 60 mil viviendas destruidas y 15 poblaciones devastadas en el Callejón de Huaylas fueron la cortina divisoria  entre la vida y la muerte, el antes y el después, el descuido ante la inminencia y lo que debería haberse precavido.

Hace 42 años se produjo el mayor desastre del Perú, cuando exactamente  los relojes marcaban las 3.30 de ese fatídico domingo, un terremoto de 7.5 grados remeció el hermoso Callejón de Huaylas y causó un aluvión de 400 millones de metros cúbicos  de nieve, piedras y lodo (producto del desprendimiento de la cornisa norte del nevado Huascarán), que arrasó por completo las ciudades  de Yungay y Ranrahirca.

Dos años después de esa tragedia, en 1972, se creó el Sistema de Defensa Civil que posteriormente se convirtió en el actual Sistema Nacional de Defensa Civil. Posteriormente en 1993 el Ministerio de Educación instituyó el 31 de mayo como Día Nacional de la Reflexión sobre Desastres Naturales. El objetivo de tal conmemoración es fomentar en los estudiantes y la población en general,  el fortalecimiento de una cultura de prevención frente a los desastres naturales.

Cada año, cada mes, en algún  lugar del mundo, se presentan diversos fenómenos naturales que ponen en riesgo la vida, la salud, las pertenencias y la economía de las poblaciones. Todo el mundo se estremece ante los lamentables resultados y nuevamente la naturaleza nos enseña lo vulnerables que somos ante sus embates, por lo que debemos preguntarnos : ¿Qué tan preparados estamos para enfrentar un desastre?, ¿Cuándo nos tocará  a nosotros enfrentarnos  a una tragedia natural?


Terremotos, huracanes, tsunamis, erupciones volcánicas, inundaciones,  aluviones, huaycos, tormentas de nieve, granizo, sequías, heladas, incendios, ( todos eventos naturales),  han cobrado vidas y han generado gastos y pérdidas incalculables, que en muchas ocasiones pudieron quizá evitarse,  si hubiéramos estado preparados o por lo menos, sus efectos se hubieran minimizado si siempre estuviéramos listos para enfrentarlos, porque algunos pueden ser predecibles, pero otros nos tomarán siempre por sorpresa.

A nivel mundial, el número de desastres más frecuente es el provocado por huracanes (38%), seguido de sismos, (29%) e inundaciones (27%). Los que han dejado mayor número de muertos han sido los sismos (47%), seguidos levemente por los huracanes (45%) y luego las inundaciones con un 7%. En pérdidas económicas, los efectos más fuertes los ocasionan los sismos (35%), seguidos de las inundaciones (30%) y los huracanes (28%).

Sin embargo, las inundaciones, huaycos y aludes sí son un problema a considerar en Ancash. Según el Instituto Nacional de Defensa Civil, en los últimos 17 años se ha producido 190 emergencias de diverso grado solo en el ámbito del Callejón de Huaylas, ocasionadas por exceso de lluvias.

El porcentaje de frecuencias con que se presentan los eventos naturales son: inundaciones 47%, lluvias 15%, huaycos 13%, deslizamientos 9%. Este aspecto está siendo considerado como un tema central para la elaboración de los planes de adaptación frente al cambio climático.

En tal sentido, este 31 de mayo, nos cabe reflexionar nuevamente sobre la prevención de desastres, mejorando nuestra organización a través de Defensa Civil, con la participación activa de las autoridades y los pobladores, para poder actuar antes, durante y después de los diferentes eventos, tanto a nivel barrial, distrital como provincial.

El reciente terremoto, tsunami y tragedia nuclear de Japón es una enseñanza para todos nosotros, sabiendo que vivimos en el Cinturón de Fuego del Pacífico, donde en cualquier momento puede ocurrir un sismo, del que nadie puede adivinar la hora y el lugar. Si estamos preparados, los  daños materiales y pérdidas humanas se minimizarán.

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