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Tragedia en San Juan de Lurigancho

“El local tenía reducidas dimensiones, estaba hacinado y no tenía vías de escape”, indicó el jefe de bomberos. El administrador está fugado y podría ir preso entre cuatro y ocho años. Local fue clausurado dos veces.

Veintisiete muertos y 10 heridos es el saldo que dejó un incendio en el centro de rehabilitación cristiana “Cristo es amor” para drogadictos, en la cuadra uno de la avenida Próceres de la Independencia, en San Juan de Lurigancho. Los fallecidos de edades entre 18 y 50 años habían sido encerrados por el administrador del local, que está prófugo.

El siniestro se inició a las nueve de la mañana por una reyerta provocada por los internos más antiguos, que quemaron un colchón en el primer piso, para escapar de ese centro, según indicó el interno Juan Guillén. “Yo me escapé saltando del segundo piso del inmueble”, dijo a LA PRIMERA

Las llamas se extendieron al segundo piso y 23 de los ocupantes perecieron víctimas de asfixia –la mayoría- y quemaduras en el primer piso del local, que no cuenta con licencia de funcionamiento y que había sido clausurado dos veces. Tres murieron cuando llegaron al hospital Hipólito Unanue y uno en el Hospital Loayza.

Siete heridos con quemaduras de II y III grado quedaron internados en el Unanue, uno de los cuales fue derivado después a un hospital de Essalud. Otros tres, con quemaduras muy graves y con signos de asfixia, están en el Dos de Mayo. Algunos internos, de los 80 que albergaba este centro, se salvaron saltando del segundo piso. En el primer piso estaban “los reincidentes” y en el segundo, “los primerizos”.


CONDICIONES INFRAHUMANAS
El jefe del Cuerpo General de Bomberos, Antonio Zavala, dijo que sus hombres tuvieron dificultades para ingresar debido a la pesada puerta de metal del primer piso y tuvieron que hacer un forado de 50 centímetros en la pared de un vecino. “El local estaba hacinado y no tenía vías de escape”, indicó.

“En el primer piso del inmueble había unas 40 personas, en un espacio no mayor de ocho por cuatro metros cuadrados, con una pesada puerta de metal que, además, estaba atravesada por vallas y candados”, manifestó.

Zavala contó que los internos les arrojaron fierros desde el segundo piso. El lugar fue acordonado por la Policía. Los parientes de los fallecidos no cesaban de gritar de desesperación por sus seres queridos.

El ministro del Interior, Daniel Lozada, informó que la Policía busca a Raúl García Albornoz, administrador del centro, quien cerró con candado el local para ir a tomar un caldo de gallina y podría ser condenado a prisión, de cuatro a ocho años. El caso está siendo investigado por la Fiscalía. Personal de la Dirincri levantó los 23 cuerpos y los trasladó a la Morgue Central de Lima.

Marleny Chapoñán dijo a LA PRIMERA que su sobrino David Caso, quien sobrevivió al siniestro, ingresó al centro una semana antes de Navidad por un problema de adicción al alcohol. “García nos cobraba 150 soles mensuales y 20 a 30 mensuales por la comida”, refirió. “Mi sobrino tomaba mucho y por eso mi hermana lo trajo a este centro. Yo he venido en algunas ocasiones pero no nos dejaban verlo”, refirió.

Por su parte, Hilda Kari Rojas dijo que su esposo Denis Valderrama, quien resultó herido, estaba internado desde hace un mes en este centro. “Teníamos problemas de pareja, por lo que él decidió entrar ahí para recuperarse y tener más tranquilidad”, dijo.

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