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Sangre y carne de cobra, el exótico menú que gana adeptos en Indonesia

El chupito de sangre de cobra y su carne guisada son el menú en auge entre la gente de Indonesia que consume esos productos en restaurantes y puestos callejeros para remediar algún mal o fortalecer su salud.

Para la elaboración de los fritos y brebajes a los que se atribuyen propiedades capaces de curar disfunciones sexuales, el asma o alergias, se extrae primero el veneno con el que una cobra puede matar a una persona. Luego el reptil es desollado y descuartizado.

Los vendedores de cobra dicen que el consumo de productos hechos con el veneno, el pellejo o la carne de cobra devuelven también el vigor y la tersura de la piel.

“Muchos hombres acuden a nosotros para estimular su potencia sexual, la sangre fresca de la cobra ayuda a liberar histamina”, dijo a EFE Erika, una mujer de 34 años que regenta el restaurante “King Cobra” de Yakarta, fundado hace varias décadas.

ESTIMULANTE
En una estancia trasera de esta taberna oscura y destartalada se guarda en jaulas unos cientos de serpientes cobra, pitón y de otras especies de la isla de Java que en los próximos días hervirán en los pucheros o con la que se elaborarán diversas pócimas.

En la botica de este mesón elaboran y venden jarabes, potingues y cápsulas que, según se dice en las etiquetas, eliminan imperfecciones de la piel, mejoran el rendimiento sexual, aumentan la actividad cerebral y hasta facilitan alcanzar la paz mental.

La bebida estrella del local es la sangre fresca recién extraída de la serpiente y que todavía caliente, es servida al cliente en pequeña copa.

Se puede elegir entre la sangre de cobra negra de módico precio, la de cobra blanca que es un poco más cara, y la de cobra leal por la que hay que pagar unos cien euros en rupias indonesias.


LISTA PARA COMER
Antes de la degustación, los clientes tienen que adentrarse en un pequeño cuartucho repleto de jaulas con serpientes y señalar la escogida al matarife que la atrapa con un gancho no sin que la cobra ofrezca resistencia.

Atrapada ya, la cobra despliega una característica caperuza para indicar que se prepara a atacar la mano del matarife que con rapidez la agarra e instantes después le cercena la cabeza con un afilado machete.

Mientras la cabeza todavía se mueve, el matarife exprime el cuerpo de la cobra para que salga la sangre y esta caiga en un recipiente en el es mezclada con el aguardiente local, llamado “arak”, y la bilis del bicho.

El mejunje se debe beber de un solo trago y de seguido un vaso de agua y un caramelo para contrarrestar un fuerte sabor que tumba a algún que otro consumidor, al que por lo general se le recomienda no tomar café, té, ni refrescos durante las cuatro horas siguientes.

“Los más atrevidos toman un triple cóctel que elaboramos con sangre de cobra, pitón y serpiente verde, y que multiplica los beneficios estimulantes”, explica Erika.

AL PASO
Lejos de la discreción que conceden los restaurantes de pitanzas a base de cobras, también hay vendedores ambulantes que ofrecen en la calle productos de medicina tradicional y comida hechos con serpientes.

Es el caso de Andi, un tendero de 42 años de Yakarta, que por entre seis y treinta euros al cambio, vende aceite, carne y alcohol elaborados con partes del reptil.

Este comerciante también vende el animal vivo a quien se lo pida y ofrece sus conocimientos culinarios para prepararlo, aunque admite que su negocio se sustenta principalmente con los ingresos de los productos derivados, como los ungüentos que blanquean la piel o escamas para hacer infusiones afrodisíacas.

Aquí compra pócimas Umar, de 20 años y firme defensor de las propiedades que se atribuyen a los diversos elixires de cobra, un animal -dice- que vivo le aterra

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