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Cómo sobrevivir al sexo con una viuda negra

El ritual de apareamiento de la viuda negra es bien conocido. El macho es devorado por la hembra después del sexo. Esto puede llevar a creer que el macho no sabe lo que le espera o que, llevado por la pasión, cae irremediablemente entre las patas de su amada, pero no es así. La víctima es consciente de cuál puede ser su trágico final, tanto que, para evitarlo, intenta elegir como compañera a una araña que acabe de comer. De esta forma, con su amiga ya saciada y satisfecha, quizás pueda salvarse de convertirse en su cena. La investigación, llevada a cabo por científicos de la Universidad Estatal de Arizona (EE.UU.) y publicada en la revista Animal Behaviour, detalla también un aspecto muy extraño en el reino animal: la lucha de poder sexual en la que los machos tienen la sartén por el mango.

A la hora de seleccionar pareja, la mayoría de las veces son las hembras las que deciden, un poder que resulta fundamental para la evolución de la especie. Sin embargo, en situaciones extremas, cuando el apareamiento conlleva canibalismo y riesgo de muerte, son los machos los que pueden imponerse. 

En el caso de la viuda negra de América del Norte (Latrodecus Hesperus), los nuevos experimentos revelan que los machos pueden detectar las señales químicas delatoras en las telas que tejen las hembras, de forma que saben cuáles de sus propietarias están bien alimentadas y cuáles están hambrientas. La elección es clara. Copular con una hembra bien alimentada y regordeta supone menos oportunidades de ser devorado y, por otro lado, aumenta las propabilidades de que ésta ponga un mayor número de huevos.


«Es una desgracia doble», dice a Inside Science Chad Johnson, investigador principal del estudio. En la mayoría de las especies animales, las hembras dictan el curso de la reproducción. Ellas trabajan duro para producir y proteger unos pocos huevos, mientras que ellos generan una gran cantidad de esperma a un coste personal muy escaso. Esta diferencia de «inversión» conduce a que los machos sean promiscuos, mientras que las hembras son selectivas. Sin embargo, en especies como la viuda negra, el riesgo de apareamiento es tan grande para los machos que tienen que ser selectivos.

Rellenitas o famélicas

Para comprobar esta hipótesis, los investigadores sometieron a un grupo de viudas negras a cuatro experimentos en un laboratorio. En primer lugar, evaluaron si los machos estaban más predispuestos a participar en un cortejo con hembras bien alimentadas en vez de con las hambrientas, incluso si éstas estaban separadas, y eso mismo es lo que sucedió.

En el segundo experimento, los investigadores mezclaron a gorditas y hambrientas. De nuevo, los machos se quedaron con las primeras. Después, los científicos pretendieron engañar a los pobres machos poniendo a hembras bien alimentadas en las telas de las arañas famélicas y viceversa. En esta ocasión, ellos se hicieron un lio y no mostraron preferencia por las rellenitas que colgaban de la red equivocada.

Finalmente, los investigadores enrollaron palos en las telas de las hembras y los mostraron a los machos para saber si se trataba de un producto químico o una diferencia estructural en la web lo que ponía al tanto a los varones. Una vez más, ellos prefirieron las redes de las bien alimentadas, lo que respalda la idea de que la clave está en algún producto químico desconocido en las redes que los machos pueden oler.

Los machos «no son todos cómplices de su propia muerte», señala Johnson. «Hacen lo mejor que pueden en una mala situación». A pesar de sus esfuerzos, sin embargo, los machos de viuda negra no sobreviven al apareamiento con frecuencia. El riesgo de ser devorado depende de la especie de viuda negra e incluso hay algunas en las que los machos pueden ser comidos antes del coito, algo, en verdad, aún más extremo.

abc.es

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