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El temerario y yo

Escribo desde que era niño. Recuerdo que cuando tenía nueve años escribí mi primer cuento, el cual conservo vagamente en mi memoria. Trataba sobre un gran puente colgante que enlazaba la Luna con la Tierra y que sólo por las noches, en un lugar y a una hora indicada, se mostraba a la vista de cualquiera. Por coincidencia o porque así lo quiso el destino, una noche, caminando por aquel lugar y en la hora indicada, el puente se me apareció como un espejismo impresionante e inicié así mi periplo a la luna. Pero la travesía, que duró solo unos minutos, estuvo colmada de innumerables y fascinantes odiseas antes de llegar a mi destino.

No sé cómo ni por qué había imaginado aquella historia, pero, en fin, solamente recuerdo eso de aquel cuento, el cual escribí cuando era solo un niño.

Luego escribí de todo: canciones, poemas, cuentos y novelas. Estos estuvieron plasmados por mucho tiempo en varios papeles ennegrecidos, los cuales guardaba celosamente en los lugares más recónditos de mi habitación. Sin embargo, me he mudado tantas veces que hoy, dichos escritos, se han perdido ya en el horizonte del olvido.

Sólo mis canciones salieron a la luz en una placa discográfica, lo cual ameritó formar parte de la Asociación Peruana de Autores y Compositores (APDAYC). No obstante, lo que más me apasiona es escribir cuentos y novelas, y he escrito muchos, mas nunca intenté mostrárselos a nadie, menos aún, presentarlos en algún concurso o quizá publicarlos. Podría decirse que escribía sólo para mí, y que yo era el único lector empedernido de mis propios relatos. Y cada vez que quería leer un cuento o una novela, y no tenía dinero para adquirir alguno, recurría a los anaqueles de mi memoria y cogía uno que yo había escrito, y lo leía en mi mente.

En toda mi vida, una sola vez envié un poema a un concurso que se realizó en mi pueblo. La verdad es que, de aquel poema, únicamente recuerdo el título, pero he olvidado el contenido de sus versos. Entenderás que la memoria es frágil. Mas, gracias a ese poema, me otorgaron un diploma como «Revelación al Poeta 2000».

Después de eso, en el año 2001, el poeta Vladimir Villavicencio publicó cinco de mis poemas junto con los suyos y los de otros poetas del Norte Chico, tales como Jorge Ortiz Dueñas y Jorge Montalvo, en una antología al cual denominó Pinceladas poéticas. Sin embargo, desde esa fecha hasta hoy, sólo he escrito unas cuantas poesías más, pocas, diría yo. Pues, como expresé líneas arriba, lo que más me apasiona es la narrativa, las cuales cojo de mis propias vivencias o de otras personas; aunque la mayoría de las veces, surgen de la nada.

Desde niño, al leer los relatos de César Vallejo, Abraham Valdelomar, y otros magnos escritores, y de grande, al devorar con frenesí las novelas de Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez a quienes admiro incontrolablemente pensé que escribir un cuento, o aun más, una novela, solo le correspondía a ciertas mentes privilegiadas, como las de aquellos excelsos escritores. Y cuando pensaba eso, me intimidaba a veces seguir escribiendo. A pesar de ello, continué haciéndolo.


Fue cuando me casé que mostré a alguien por primera vez un relato mío. Titubeante y temeroso, revelé a la que en esa época todavía era mi esposa, una novela que venía escribiendo por las noches, frenéticamente, desde hacía algún tiempo atrás. Ella, al leerla, me motivó a seguir escribiendo, alentándome e inflando mi autoestima de escritor, conminándome a terminar dicha novela.

Fue así que, en el verano de 2007, decidí culminar lo más pronto aquella novela y luego publicarla. Pero antes de hacerlo, tenía que comprobar que mis escritos le gustaran a alguien más, sin contar con mi esposa ―quien había oído mis canciones y leído mis poemas y relatos― ya que para ella todos eran de su agrado. Eso me hizo dudar un poco. Pensé que por el amor que me tenía, todo lo que yo inventaba era bueno para ella. Así se lo hice saber y me comprendió. Coincidimos, entonces, que yo necesitaba una opinión neutral. De tal forma que, juntos, urdimos un plan, el cual consistía en mostrar a otras personas mis relatos sin hacerles saber que yo era el autor. No obstante, a pesar de esos planes y muchos más, por esos días mi matrimonio se vio resquebrajado por problemas fatalmente irremediables. De manera que en diciembre de ese año, mi esposa y yo nos separamos. Y el amor que nos profesamos, el viento del olvido se lo llevó para siempre.

En febrero de 2008, encadenado a una soledad depresiva y atado a los recuerdos, contra todo pronóstico, me sumergí en una catarsis literaria. Como un poseso, hundí mi pluma en el tintero y escribí, de forma compulsiva, un cuento pequeño que nada tenía que ver con la novela que estaba escribiendo, y el cual pensaba publicar. Le puse como título «El duelo». Lo imprimí y le saqué varias copias, las cuales diseminé entre amigos, familiares y algunos escritores. Ellos, después de leerlo, me expresaron que les había gustado el cuento, agregando además críticas positivas a dichos escritos. Por supuesto, sin saber que eran los míos.

Fue por eso que tomé la decisión de hacer un paréntesis en la novela que estaba gestando, para escribir más relatos cortos. Tanto es así que en cinco meses febriles, en mis noches de insomnio, hundido en mi cubil, ermitaño como alma en pena, escribí cinco cuentos inéditos que aún conservaba en el baúl de mis recuerdos. Los mismos que compilé en un solo libro, el cual titulé El temerario, en alusión a uno de los cuentos de la obra que lleva el mismo nombre. El libro se publicó ese mismo año por Pauling Editores y en el año 2009 la Editorial San Marcos la publicó por segunda vez, de una forma masiva y la obra fue acogida con regocijo a nivel nacional por los lectores y actualmente es usada, mayormente, para el curso de Plan Lector.

El temerario es el libro que hasta el momento me ha traído cuantiosas alegrías y gracias a él he conocido a muchos escritores, lectores y también adolescentes escolares de distintos lugares que aprecian mi trabajo literario, lo cual me da fuerzas para seguir escribiendo. Este año, con nueva carátula, El temerario acaba de ser publicado por tercera vez, ahora por la Editorial QILQANA, una nueva casa editora que ya se está dando a conocer en el ambiente literario.

 

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