Inicio Locales Recibimiento de pescadores perdidos por 34 días fue emotivo en Chancay.

Recibimiento de pescadores perdidos por 34 días fue emotivo en Chancay.

Pescadores junto al alcalde de Chancay Juan älvarez Andrade
Pescadores junto al alcalde de Chancay Juan älvarez Andrade

La intranquilidad se hacía esperar en más de un centenar de pobladores chancayanos quienes recibieron con gran júbilo la llegada de los pescadores perdidos por 34 días en alta mar.

Trascurría las 9: 00 p.m., donde Oswaldo, Jhon, Héctor, Juan y José,  pisaban suelo chancayano y se reencontraron con todo una población que quería abrasarlos y verlos aun con vidas.

El reencuentro con sus seres queridos y amigos acompaño la presencia del burgomaestre chancayano Juan Álvarez Andrade, mostrando su apoyo solidario con los hombres de pesca, otorgo un pequeño recibimiento públicamente en la plaza de armas y entrega de víveres para cada uno de los sobrevivientes.

Mientras observaban la llegada de Segundo Mendoza Mogrovejo, este tuvo que quedarse en la ciudad de Lima, ya que su abuela tuvo que ser conducido al hospital de Ventanilla.


Víveres que entregó la Municipalidad de Chancay
Víveres que entregó la Municipalidad de Chancay

Oswaldo Cóndor Quineche(28) Jhon Quineche Crispin(30), Héctor Pariguaman Agama(24) Juan Céspedes Chegia (21) y José Anaya Madrid (16), ya sentados en la mesa de recepción, contaban su propia historia, esta travesía que los mantuvo a mas de 400 millas mar adentro perdidos por 34 días y donde tuvieron a toda una población expectante sobre su paradero

Coincidieron ambos en la presentación ante el público el agradecimiento eterno al navío «Jane IV» de procedencia panameña, por haberlos auxiliado y dado esa nueva oportunidad de vivir, ya que sin su ayuda otra hubiera sido la historia señalaron los hombres de pesca.

«Aunque es la sexta vez que permanezco desaparecido, nunca perdido, con la esperanza de seguir con vida, recuerdo que el mar nos arrastro, por la falta de combustible, donde solo el horizonte era agua, nos alimentábamos de cubos de hielo y pescado, felizmente ya en dominio internacional, es cuando nos volvió a la vida, a respirar tranquilidad» recordaba Oswaldo Quineche.

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