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Piura enfrenta al dengue sin agua, sin médicos y con hospitales colapsados

Desde la cama número doce del auditorio médico convertido en sala de internamiento del hospital Santa Rosa, el paciente Jesús Chamba saca fuerzas para decir, con voz débil: «acá todos estamos mal, después de tanta lluvia ahora tenemos esta enfermedad. Necesitamos ayuda».

Este piurano es una de las miles de personas a las que el temido dengue ha alcanzado en esta región, y su semblante muestra cómo este mal logra doblegar en pocos días las fuerzas de las personas.

«El dengue ha atacado a toda mi familia. Primero fue mi hija, luego mi esposa y ahora a mí».

-¿Cómo sabe que es dengue, señor Jesús?

-Duelen mucho los huesos, el estómago, vomitas. La cabeza revienta y dan muchas fiebres. También mareos. No es de Dios esto…

Enemigo en casa
En Piura la población tiene al enemigo dentro de casa. El zancudo transmisor del dengue convive con ella y esa convivencia facilita la propagación del mal.

A la fecha son 22 las personas fallecidas, cifra similar a la registrada en todo el 2015.

«¿Qué esperamos de la población?, que evite la propagación tapando los recipientes donde junta agua y permitiendo la abatización y la fumigación», asegura César Morón Pastor, titular de la Dirección Regional de Salud (Diresa).

Evitar que el zancudo encuentre lugares para reproducirse es clave, de allí la importancia de desechar todo artículo en desuso de manera inmediata.

Una de las zonas señaladas como foco del dengue en el área urbana de Piura es el asentamiento humano Los Polvorines, en el distrito 26 de Octubre.

A veinte minutos de Piura, este sector reúne cientos de viviendas, muchas de ellas precarias, rodeadas de grandes montículos de desmonte y basura. No cuentan con agua potable y recurren a los pilones o pozos para obtenerla.

En sus calles aún se aprecian las lagunas de agua verdosa que dejó la lluvia. Aquí no es difícil encontrar a un vecino que haya tenido la enfermedad o que la esté padeciendo.

Uno de esos casos es el de Luis Villegas Mendoza, un adolescente que tras cinco días empieza recién a superar el dengue.»Él ha dejado de asistir a clases. Yo lo he cuidado con sueros, mucho líquido, pastillas, agua de coco y papaya», comenta María Mendoza, la madre del joven.

Luis cree que fue picado en su colegio donde, asegura, hay mucha vegetación que creció por las lluvias. «Hay muchos zancudos allí», sostiene.

Otras zonas críticas de Piura que registran casos de dengue son Santa Julia, Santa Rosa, San Martín, Tambogrande y Bellavista, en Sullana.

«Ya son más de 17 mil casos, pero sin duda existe un subregistro porque hay establecimientos de salud que no están reportando todos sus casos por la gran cantidad de pacientes que atienden y no se dan abasto», señala Morón.

Luego de que cayeran las fuertes lluvias por causa de El Niño Costero, todos los piuranos sin excepción comenzaron a juntar agua. La razón es sencilla: Piura tiene agua potable solo por horas.

«La empresa que da el servicio (EPS Grau) calcula que en seis meses podrá solucionar el problema del colapso de tuberías que dejó el fenómeno. La falta de agua es un problema grave para una ciudad con una epidemia de dengue, donde contar con salubridad es elemental”, agrega.


Un hospital enfermo
En la cadena de prevención de la propagación del dengue, los hospitales deberían ser el último eslabón. Sin embargo, sucede todo lo contrario. Basta visitar el hospital Santa Rosa del Ministerio de Salud (Minsa) para entender la magnitud del problema.

Y claro, el nosocomio también sufre los cortes de agua y cuando logra el abastecimiento mediante cisternas, estas demoran en llegar y cobran 500 soles, un pago insostenible, según lo afirma su director, José Fernández.

Con unos 850 mil pobladores que abarca su jurisdicción, este hospital enfrenta una epidemia con 102 camas, y solo se elevó ese número a 160 cuando el Minsa habilitó 58 camas más para dar paso al hospital de campaña especializado en casos de dengue, que atiende a los pacientes con cuadros no complicados. Los casos de riesgo están en el Santa Rosa

«Ese hospital nos da un ligero respiro, pero de igual forma seguimos hacinados. Con o sin epidemia, este hospital vive colapsado», agrega el director.

Justamente, el auditorio del hospital Santa Rosa ha sido habilitado para albergar a doce pacientes porque no hay más espacio, ni en Hospitalización ni en Emergencia.

Santa Rosa carece de un neonatólogo. «Quizá porque los 6 mil soles que ofrecemos de pago no son atractivos para los profesionales que están concentrados en Lima», dice el director. También faltan 3 médicos intensivistas en UCI y médicos internistas.

Debido a la emergencia, la atención gratuita redujo los ingresos del hospital de 80 mil soles a 3 mil mensuales, y tiene un grupo de 180 trabajadores a los que adeuda salarios.

«Nos han inyectado 180 mil soles que sirven para cubrir más que todo al hospital de campaña», agrega Fernández, quien espera que el millón de soles que le deben a su hospital por brindar atención a pacientes no asegurados al SIS, le sean devueltos pronto.

El hospital Cayetano Heredia de EsSalud también está copado y sus asegurados acuden al hospital Santa Rosa. Lo mismo pasa con otros hospitales y centros médicos de la región. En unos casos por el mal estado en que se hallan y en otros por falta de entrenamiento.

No hubo previsión
¿Por qué se llegó a esta situación? El médico infectólogo Eduardo Gotuzzo tiene una probable respuesta: “No se fumigó a tiempo. Si no hay mosquitos no hay enfermedad. Se debió fumigar de manera preventiva tan pronto se anunciaban las lluvias, de ese modo se hubiera controlado la presencia de mosquitos.

La otra causa: “la existencia de reservorios de agua. La población debe eliminar estos medios de propagación”. Una tarea titánica en la que deben sumar esfuerzos el gobierno nacional, los gobernadores, los alcaldes, las autoridades de salud regionales y la propia población. En una próxima entrega volveremos a este tema.

«El ministerio sigue apoyando a Piura»
Desde Lima, la ministra de Salud, Patricia García Funegra, afirmó que seguirá sumando fuerzas en Piura para derrotar al dengue y reiteró que lo que ocurre en esta región es una epidemia y no una pandemia. «Soy médico y sé lo que significa el dengue, y he estado desde los primeros días de la emergencia trabajando fuertemente porque no queremos que el dengue nos gane», dijo.

La titular de Salud lamentó la confusión creada por sus anteriores declaraciones e hizo hincapié en que como gobierno «han recibido un sistema de salud venido a menos».

También recordó que en el caso específico de Piura se declaró la Emergencia Sanitaria en la primera semana de febrero.

«Ya hemos hecho más de 464 mil fumigaciones en casas, y voy a seguir yendo a Piura y juntando a todos los sectores en la lucha contra el dengue”, señaló la titular del sector Salud.

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