Inicio COLUMNISTAS Luis Guerrero Demócratas o ¿desvergonzados?

Demócratas o ¿desvergonzados?

Mitin. Foto archivo.
Mitin. Foto archivo.

Las campañas electorales del 2010 y 2011 han empezado tan temprano, que los jornaleros políticos que pretenden trepar a los podios ganadores, no han tenido el tiempo necesario para darse, por lo menos, una “manita de gato”. Sin ningún tipo de maquillaje han salido a mostrarse en la vitrina electoral. Algunos con el rostro reflejando, aún, el maltrato de jornadas anteriores, otros tratando de mostrar que el descanso los ha rejuvenecido y, entre ellos, se van acomodando los “nuevos”, tratando de ocupar los mejores lugares, así tenga que empujar a “codazo limpio”, al que está al costado con la ayuda de solícitos acólitos que les enseñan, apresuradamente, las “mañas” necesarias para hacerse “notar”.

Si la actual puesta en escena se mantiene, todo hace prever que la palabra cambio, solo servirá para ser utilizada, por quienes ambicionan tomar los mandos de gobiernos, como un adorno màs en sus lemas de campaña y no, para ser usada con todo el significado que la semántica le reserva.

Estamos siendo testigos de los primeros actuares de quienes pretenden ser candidatos y sus modos vienen siendo los mismos. Esgrimen el engaño como estrategia política y la imposición de sus voluntades como base de sus ideologías. Continúan considerándose dueños de las voluntades populares y de los Partidos o Movimientos Políticos, a los cuales convierten en simples mesas de partes, receptoras de pedidos de puestos de trabajo, ante el supuesto triunfo del “dueño” del club.


Si no dejamos de lado la práctica de la logomaquia, las palabras seguirán siendo lo importante y no el fondo del asunto. No hacerlo impedirá, nuevamente, el lograr contar con autoridades de capacidades probadas. Y, la necesidad de que accedan a nuestros gobiernos personas que conozcan en amplitud, no solo los problemas sino también las soluciones, algo imperativo para nuestro pueblo, quedará una vez más postergada.

Los gobiernos en cualquier nivel del poder, deben dejar de ser los eternos experimentadores de supuestas soluciones. La informalidad que también reina en la política, de no ser erradicada, será una razón suficiente para asegurarnos que, una vez más, nos sentaremos a ver la exhibición de una copia nueva de una mala película, con actores trasnochados y algunos debutantes, pero desarrollando el mismo libreto. Todos utilizando el mismo lenguaje, todos usando los mismos gestos, todos inventándose encuestas favorables, todos dejándose arrastrar por sus ambiciones personales.

Pero, esta vez, por lo prematuro del inicio de la campaña electoral, lo están haciendo sin maquillaje, con lo cual, la escasez de uso del pudor dentro de la lid política, se muestra a simple vista. Ahí están ellos, firmando o negándose a firmar pactos éticos o prometiendo honrar los pactos sociales. Pura cháchara que se contradice con la visita de los jerarcas que llegan con el objetivo de designar a dedo a sus candidatos para los gobiernos regionales, gobiernos locales, al Congreso Nacional, etc., dejando de lado las decisiones de sus militantes. Lo que es una desvergüenza, para ellos, eso es democracia.

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